El Mundo Andalucía

Hoy jueves
Luis Miguel Fuentes

24 de agosto de 2006

  Verano

Agosto se va como un sombrero volado, pero las muchachas siguen pintándose las uñas con saliva y la noche aún está iluminada como un cubata desde arriba. Si el invierno huele a armario y a nueces, el verano, con el mar como una cadena mojada, a lo que huele es a galápago, a raja con arena, a coño marino. “Golondrinas hieráticas emigran el verano”, escribió García Lorca, y ya las esperamos igual que a basureros. Los poetas de aquí, que dice Raúl del Pozo que sacan demasiadas metáforas de las flores y yo añado que también de las herrerías, de las cocinas y de las platerías del cielo, lo que no suelen decir en sus versos salineros es que el verano es vulgar, y más el nuestro, que es un cesto de pies. En el verano, que nos iguala a todos por el culo, hasta los príncipes parecen heladeros, alquiladores de hamacas, pandillas de voley playa. No digamos los políticos, los domingueros, los pringados. Aplastados por curritos que aplazan el sueño del metro, el hacha de los despertadores, el asco de las oficinas; rodeados de carne abierta, tinto por la espalda, coches discoteca, buzos asfixiados en las algas; así, la borrachera y el pellejo, el migajón y la canción del verano, el rozón y los elásticos, lo único que nos traen es una vulgaridad de zoo y de vagoneta. Y esto igual en los chiringuitos donde se bebe la cerveza del legionario que en los campos de golf o en los puertos deportivos, donde los ricos sólo alcanzan a despatarrarse igual que los demás aunque imaginen que lo hacen en el ducado de sus muslos, coronados de rosas, abanicados por sirenas y purasangres.

El verano es el sobaco del año, el desagüe que arrastra al sol, la cama salada en la que vomitamos. A Vivaldi le sonaba a viola y a mosca, a Shakespeare le sonaba a la almohada mágica del amor, pero aquí suena a cisterna. Descansamos sucios, reímos apretados, un caldo caliente sumerge nuestra cabeza en pozos de linfa y de cangrejos. Seguimos la noria de una sociedad loca que nos esclaviza y creemos que la felicidad es es un amontonamiento de ingles y de gafas. Agosto rueda como un cactus, agosto es un zumo podrido en los ojos. Aún no se ha ido el verano. Hay gente y hay ruido y hay codos y hay una fuente que imita a la vida en una ponchera. Sobre las paredes se siguen volcando capachos de sal, en el cielo está una gran barba que nos pica, el mar se come a las muchachas en racimos, la noche persigue al sexo como a muchos gatos. Aún no se ha ido el verano y las sombras parecen casas de papel con vagabundos dentro.



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