EL ESPECTRÓGRAFO DE MIRADAS

Luis M. Fuentes

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8/05/99

Mujer de hoy / PP de hoy.

Hace algunas semanas que el Diario de Cádiz y algunos otros nos vienen el sábado con una revista que se llama 'MH Mujer de Hoy'. Es, se supone, un intento para que la mujer (que es siempre de hoy aunque no lo sepa) se acerque a esa cosa viril que dicen las estadísticas que es la prensa diaria, eso tan soporífero de política, economía y malos rollos. Y no está mal, no, porque las revistas para la mujer moderna, para la mujer de su tiempo suelen decir, nos adornan los quioscos de sonrisas frutales de Chanel o Dior, uñas rampantes Yves Saint Laurent y esa sincera alegría entre sexy y tontona de esas modelos rientes de las portadas. Es de agradecer ese colorido restaurador, sensual y algo botánico en los quioscos, junto a tanto gris de muertos colaterales y caretos de candidatos.

El feminismo nos quiere mostrar una mujer de hoy mezcla de Cristina Almeida y Ally McBeal: independiente, segura, trabajadora, triunfadora, inteligente y a ser posible que se tire/utilice/ponga en su sitio a muchos hombres (que todo es cuestión de venganza histórica, ya se sabe). Sin embargo, mirando estas revistas, la mujer de hoy que se retrata en ellas es más parecida a un híbrido de Claudia Schiffer y la mamá de 'La casa de la pradera'. Leo entre los titulares de la portada del primer número de esta revista MH cosas como éstas: ficha punto: jersey de algodón; escuela de cocina: rollo de salmón; ficha deco: cabecera de almohadones ('deco' debe ser un diminutivo especialmente glamuroso e in para decoración); un lifting sin pasar por el quirófano; moda: esta primavera gabardinas y pantalones anchos; ideas deco (otra vez el palabro de marras): incorpora la terraza y agranda tu salón. Sólo dos entrevistas algo intrépidas, a Carmen Alborch y a Javier Arenas, se salvan en los titulares de esta portada.

Como se ve, de esta mujer de hoy, de esta mujer del siglo XXI o como la llamen estas revistas, lo que se espera es que sepa hacer un jersey de ganchillo, ponerse bien guapetona, elegir las cortinas para el dormitorio y, desde luego, que no se amilane a la hora de entrar en la cocina a preparar una velouté de crustáceos en infusión de ceps y colmenillas al perifollo. Pues vaya mujer de hoy. ¿Cuál es entonces la diferencia entre estas mujeres y nuestras abuelitas? ¿Que ahora follan más? Pues sí que hemos avanzado.

Quiero pensar que la mujer de hoy es otra cosa, igual que quiero pensar, al ver a los tíos con eso del Marca, que también el hombre de hoy es otra cosa. Yo personalmente no podría soportar a una mujer de semejante talante que, por ejemplo, no parara de hablarme de las posibilidades que ofrecen los tonos pastel en las salas de estar; preferiría, la verdad, una mujer algo más interesante, aunque tuviera las uñas mal pintadas. Pero (la vida es así) si MH dice que una mujer de hoy tiene que saber decorar cojines y usted, que es doctora en física o funcionaria de prisiones, no sabe, usted será muchas cosas, pero no una mujer de hoy. Hay que joderse.

Al PP, con su forzado viraje al centro, le está pasando eso. Ahora va de progre, de nueva generación y de romper con el pasado. Es su imagen de escaparate, como los labios pintados de rojo plástico y el alborozo juvenil de la revista MH. Si usted quiere ser un Popular de Hoy, tiene que ser de centro, a pesar de que, como la mayoría de los del PP, sea usted de derechas de toda la vida. Pues nada, a fastidiarse.

He escuchado que alguien del PP de nuestra ciudad va diciendo ya que son de centro-izquierda. No sé si será bizquera mental o puro marketing, pero resulta gracioso. Y es que la derecha no vende. La derecha es una cosa algo repelente de niños bien y familia pulcra con colegio de pago, bendición en la mesa, confesor y misa de domingo; la derecha es una cosa de empresario gordinflón con puro; la derecha es un recuerdo sepia de cosas por cojones o por la gracia de Dios. O sea, la derecha es la derecha, y no hay vuelta de hoja. En nuestro país, sin embargo, la derecha ha desaparecido misteriosamente. Con toda la gente de derechas que había, se han quedado sólo los cuatro pringados de Blas Piñar, y todo con un movimiento de bigote de Aznar (es un decir). Ahora los banqueros y los industriales y los potentados son de centro y, si me apuran, hasta un poquito rojos. Ha sido una conversión cuasipaulina, universal, inmediata. Chorradas. Los Populares de Hoy van de centristas y modernos y por lo bajinis siguen haciendo el punto de cruz de la derecha de siempre. Pues casi prefiero a los de derechas declarados. Al menos se les ve venir.

 

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