Apostillas, crónicas y otros atrevimientos
Luis Miguel Fuentes

  10 de septiembre de 2005

Concierto de Canal Fiesta Radio en Cádiz
DJ Kanal Sur

CÁDIZ.- Lo de “La fiesta del Fiesta” ya sonaba a guateque de un cachondo, pero era más, un ovni en la playa de la Victoria, una convención de chiringuitos, un tibio botellón con abuelas entremetidas, todo un ambiente de politono que tomó la noche gaditana con los pies descalzos y el ombligo brillante. Canal Fiesta Radio es esa extraña división de Canal Sur que ofrece el importante servicio público de programar triunfitos, raperos canis, cantantes caídos de la mobilete, culazos del raggeton, perezas del flamenquito, chillout opiáceo, ídolos adolescentes de guitarra floja y camisa abierta, niñatas que creen que la música es hacer pompas de chicle y otras imprescindibles aportaciones a la cultura y a la formación de nuestros jóvenes. Una cadena pública metida a disc jockey forrajero puede resultar chocante pero hay que entender que la Radiotelevision pública andaluza cuida mucho la cantera. Los ahora oyentes de Canal Fiesta Radio empalmarán luego con las galas de Canal Sur, llegarán un día a los informativos y, de esta manera, a través de una especie de reflejo condicionado del “buen rollito” asociado a La Nuestra, inculcado desde la edad del pavo, es como se aumenta la masa aborregada y el público de Juan y Medio. Así se entiende toda la inversión en electrotecnia y pantallones que ocupaba la playa y hacía morse con la luna gaditana, adelgazada o desplazada.

Canal Fiesta Radio, “el sonido del verano”, esos 40 Principales autóctonos pagados con los impuestos de todos, esa emisora en la que los locutores dicen “abre tus orejas y tu alma”, empezaba pues el jueves en Cádiz la nueva temporada de sus caravanas, macroconciertos, movidones itinerantes para el personal, su evangelización a base de vatios. Con los curiosos patrocinios del Instituto Andaluz de la Juventud, ahora muy enfocado en el hip hop, de la Diputación de Cádiz, de la Zona Franca y (ahí es nada) del peperísimo Ayuntamiento de Cádiz, el concierto traía a Junior, Luis Fonsi, Haze, Raúl, Nuria Fergó, Decai, Sergio Contreras, David de Maria, Rosana, las Niñas, Abraham, Diana Navarro, Melo Bakale, Cortés, OBK, los Delinqüentes y otros más (Andy y Lucas no pudieron venir). O sea, quitando la respetable presencia musical de Rosana o voces interesantes como la de Diana Navarro, una alineación digna de la “primavera trompetera” de la cadena, el pop comparsista, el niñateo histérico, el rap de los kioscos y demás pachanguerío muy merecedor del gasto público.

Mientras Manolo Casal, director de Canal Sur Radio, se ganaba a la peña empezando por decir “sois de puta madre” y nos prometía el disfrute de “los mejores artistas de la Andalucía del siglo XXI” (¿Las Niñas entran también dentro del discurso de la Segunda Modernización?), la playa de la Victoria no dejaba de llenarse de un ambiente heterogéneo, como de todo un nuevo veraneo trasplantado a deshora, llevado por la curiosidad, la gratuidad, el propio peso del gentío o los autógrafos. Sucesivos estratos de fans, juventud, padres, chiquillos, abuelas con la butaca, yogurines, asiduos de los Serrano, treintañeras desnoviadas, cada uno con su atrezzo y su abastecimiento, bocadillos, patatas fritas y cocacolas para unos, lotes de botellón para otros. De vez en cuando, un muy saludable olor a porrito suavizaba la música canalla, que quizá a eso se refería el locutor que, en la retransmisión en directo que ofrecía la radio, decía que “lo único que se respira aquí es energía positiva”.

Por el escenario pasaban cantantes con prisa, cantantes facilones, cursis o desbaratados. Parecía que subía alguien a barrer pero no, era un rapero en chándal que insistía en que había que meter “potencia pa tu carro”. Y entremetidos, anuncios de Canal Sur, de la Zona Franca como alguno de Muebles Peralta, de “Cádiz para gozar”. Y hasta bailaban por allí, o lo intentaban, Teófila, Modesto Barragán, delegados y ediles. A ellos también les gusta este DJ Kanal Sur que suena como salido del capó de un coche, que adocena a la juventud alrededor de la vulgaridad que han diseñado previamente para ellos. Gran labor la de este DJ Kanal Sur que pagamos todos. Que pagamos... ¿para qué?

Un discreto botellón

“El ambiente de escándalo, qué arte”, dice Triana, de veinte años que viene de Jerez para ver a Sergio Contreras. Aunque, claro, la pega es que “los sitios para comparar están muy lejos”. Más previsor ha sido el grupo de su paisano Juanmi, que vino con dos botellas de ron que exhibe como iconos de virilidad, y que ya se quería empezar a fundir, con sus colegas de Grazalema y Villaluenga, en el mismo tren de camino a Cádiz. “Hasta las 6 de la mañana vamos a estar”, asegura. “Hay muchas familias aquí en la playa –describe o se queja Pedro, con la copa en la mano- Los botellones se ponen más por allí, por el muro [del Paseo Marítimo], pero nosotros, como queremos estar más cerca del escenario... La botellona es el otro hemisferio del concierto”. Los planes están claros: “Cuando termine el concierto, las familias se irán, supongo, y la gente del botellón tirará para la Punta [de San Felipe], y ya se terminará allí la noche. Ya veremos donde caemos cada uno, porque cuando se tome uno un par de copas, a ver quién te hace andar hasta allí abajo. Si no, acabaremos por aquí”.

No es ni mucho menos un botellón gigantesco lo que ha traído el concierto, sino más bien una siembra dispersa de bolsas de plástico y discretas neveritas a los pies, y unos corros donde los chavales se sientan como apaches y beben con un desapasionamiento que de vez en cuando la música cambia en excitación. No deja de resultar curioso, sin embargo, que justo cuando la nueva ley deja el botellón como otra farola municipal más y en Cádiz la llamada Mesa de la movida discute si hacer con él prohibición o tutelaje, la playa de la Victoria disfrute de esta amnistía. Pero con todas las autoridades enfocadas en la propaganda que les trae el evento, alguien ha decidido que un día es un día. También hay botellones políticamente correctos, y ésos no cuentan.

N.A: Este texto original pudo sufrir variaciones durante el proceso de edición.


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