< EL MUNDO ANDALUCÍA · LUIS MIGUEL FUENTES: SOMOS ZAPPING

  Somos Zapping
Luis Miguel Fuentes

14 de noviembre de 2004


El tostón. Manuel Marín, ese hombre un poco tenor, un poco mosquetero y un poco cónsul, ha dicho que los plenos del Congreso son un tostón. Es verdad que en los parlamentos lo interesante pasa en los pasillos, donde los políticos enseñan la muela de oro y el sable con tripas, como los piratas. Lo de dentro es un baile con la música apagada y un larguísimo palco de dormidos. En los debates parlamentarios televisados, el único movimiento lo ponen los traductores para sordos, que se cansan y se turnan como remeros, que convierten en sorpresa la cadencia del político y nos dejan jugar a adivinar cómo se dice “déficit” solamente con las manos y los ojos. Canal 2 Andalucía retransmitió el debate de los presupuestos andaluces en una tarde que fue tomando aspecto de tren de madrugada o de lotería de Navidad, con los números sonando igual que los raíles contra el sueño y los políticos sonando como niños de San Ildefonso. Los presupuestos son siempre unas cuentas hechas como para el Monopoly, porque luego los dineros se gastan en otra cosa, se cambian de bolsa, se engordan o se pierden, y además los billetes tienen sólo la cara del Tío Gilito. Nadie puede cubicar todas esas cantidades y por eso los millones de la Autonomía podrían ser canicas, que no nos daríamos cuenta. Mientras José Antonio Griñán, el consejero de Economía, cantaba sus cifras como una lista de ríos y afluentes inventados, Zarrías bostezaba y en la Mesa tamborileaban con los dedos, hacían malabares con el bolígrafo y miraban las palomas que no hay en el Parlamento. Cuando salió Teófila, todo un cadáver enfadado, los traductores para sordos ya nos parecían que se ahogaban sin ruido y esa angustia le quitaba toda la atención a la alcaldesa. Para el cuento de los presupuestos no nos hacían falta tantas horas, ni para escuchar la misma pelea en el barro era necesario quitar los documentales de parapente. Ya el locutor de Canal Sur nos dio el resumen en sus primeras fases. “Los presupuestos que impulsarán la Segunda Modernización”, dijo. ¿Pero eso no era hace un par de años? ¿Es que es la Cuarta Modernización, quizá? El tostón fue un tercio paripé, un tercio cabreo y un tercio siesta. El último político parecía que ya salía sólo a barrer.

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La vacuna.
Retratar a una oveja, a un político con una oveja. La propaganda en Canal Sur ha llegado al spot de Perlán. Lo de la lengua azul, que parece la enfermedad de un vampiro, está matando al ganado andaluz, y como es una noticia de mucha peste pero de poca modernización, hay que darle la vuelta para sacarla en La Nuestra. Se montó una vacunación para que los políticos salieran como anunciando cuajada, pero al pobre pastor le vacunaron sólo las ovejas que cabían en la crónica y las demás se quedaron sin inyección, esperando su destino que es ser como esos cráneos de vacas de los desiertos. Las cámaras y los chambelanes se largaron, siguiendo al amo, seguramente a la decimoquinta inauguración de la autopista Jerez-Los Barrios.


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Siete lunas. A Paco Lobatón se le ha quedado cara de dar el pésame y es como si el tío del Ocaso se hubiera metido a presentador. Siete lunas, qué alegría de programa. Lobatón toca la danza macabra con ojos caídos y trae su carromato de vecinos sepultados, muertos de las pescaderías, todo un Viernes Santo de amoratadas, violadas, perseguidas, hijos perdidos, esposas que hablan con la navaja clavada y asesinados en los charcos. A cada cadáver o mártir le quieren poner una historia pietista pero lo que les sale es truculencia, necrofilia, gusto por el morbo, el fetiche y el olor de la desgracia, que es el olor de una aljofifa pero a ellos les parece que cada muerto es en el fondo un pastel. “¿Dónde le dieron las puñaladas?”, pregunta la reportera como un cocinero caníbal. Hay que saber dónde está la puñalada para que el telespectador haga la autopsia desde casa, encebollando la sangre. Ya no hay telebasura en Canal Sur, dicen. Sólo hay ofertas de la carnicería, directamente del tanatorio a su casa.

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