Somos Zapping
Luis Miguel Fuentes

8 de enero de 2006



Rumbo a ti. Con bikinis de volantes, con pasodobles en chándal, unos amores solterones llenaban la noche de Canal Sur de michelines, piña colada y rumor de caracolas. La Nuestra ha creado la televisión pública casamentera, juntacamas, es la tele mirona de los alivios de viudas y los rozones de los desesperados. No había bastante con esos viejecitos rijosos o de pies fríos de Juan y Medio, buscando compañía o una paguita, y nos han puesto otro reality show arrimaculos, pero esta vez marinado, velero y como ibizenco. Rumbo a ti se llama, y es como Vacaciones en el mar pero en versión choped. Lo presenta Mar Vega, que empezó en las ayudantías de Juan y Medio, y que es una muchacha en verdad encantadora y naturalísima, pero que cuando improvisa o se ríe resulta mucho mejor que cuando se limita a sostener un primer pano leyendo, que entonces parece una marioneta de guante. Va la cosa de llevar a unas cuarentonas de crucero una semanita y ponerlas a la vista de otros varios varones solícitos, a que surja el amor en el bufé o en una falsa catarata. A ello fueron dos sevillanas, a sumergirse en algo así como el espíritu Marina D'Or, pero con algo de cacería, algo de mazmorra y mucho de hambre y de esa preocupación o prisa por el arroz que se nota a ciertas edades. Y lo que nos dejaba el programa era un romance de sirtaki, un Imserso con coctelería afrodisíaca, un horterismo de sombrillita. Esas como guarderías que hacen los animadores turísticos, esos monitores de baile o de aerobic, esas discotecas donde se alternan el raggeton, el merenguito y María Jesús y su acordeón, esas competiciones de Miss y Míster Tropical, ese ambiente de boda de pueblo, de verano de maruja, de borrachera de sangría... Y el amor, ay, un beso con champán en el jacuzzi, y un anillo entregado en cubierta, a la luz de la luna, con la parejita que vestida de fiesta se mueve como con traje de buzo, todo con música de Memorias de África o de Zorba el griego otra vez... Sí, un amor mediterráneo como el que cantaba Bertín Osborne, una carnosidad llena de bailes regionales y juegos de paletas, por las calles o playas de Malta o Túnez, por el barco que era un hogar del jubilado con banderines. Dos programas de más de hora y media así... Quedó una media pareja que se carteará, quedaron muchas despedidas de “allí tienes tu casa”, quedó la vergüenza alta como una vela. Al menos a los viejecitos de Juan y Medio no tiene uno que verlos con collares de cocos o dándose potingues en las tetas.


El compromiso. Y otro reality más. El señor Rafael Camacho, que se vanagloria de las audiencias como de la cantidad de calcetines sucios que puede llegar a acumular, parece que no concibe para nuestro divertimento otra cosa que el gusto de la Andalucía meticona, morbosa, la del cotilleo de las peleas de familia, conflictos con el peinado de la niña y otros cataclismos de sofá o de cuarto de baño. Ahora han fichado a Ana García Lozano, especialista en esos programas de confidencias, gente rarita, novios enfadones e hijos disolutos. El compromiso es un programa donde la gente firma en un cartelón que va a dejar un vicio o que va a sacar el curso, empujada por la madre o por la pareja. He visto a un gordo al que la familia no quería gordo, he visto a una pequeñuela que no le veía sentido al colegio con lo bien que cantaba ya copla (a ver, si es el modelo que le pone por delante el mismo Canal Sur), y así otros con más o menos ganas de cambiar, haciendo pactos de honor con el regidor. La idiotez del programa es ya secundaria, lo grave sigue siendo que sea a estas mamarrachadas a lo que se dedique el dinero público. Eso, y que nuestros mandamases no cejen en la intención de hacer de la tele pública un gran patio de vecinos. Así, toda la crítica se queda en las horas a las que llega la niña.


Transparencia. Si no le tocó la lotería, no se apure. Puede usted conseguir que la RTVA le haga un contrato millonario, que es mejor. Pruebe a crear un productora, o una empresa de publicidad, y verá lo fácil que resulta acercarse a ellos. No se deje engañar porque parezca que todo se lo llevan los amigotes. Eso es sólo una casualidad, ya que el proceso es totalmente transparente. Pruebe usted, como hizo Campo Vidal, y verá. Es tan fácil, qué se yo, como meter una cuña de felicitación navideña en Canal Sur Radio.



somoszapping@ono.com


N.A: Este texto original pudo sufrir variaciones durante el proceso de edición.



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