Somos Zapping
Luis Miguel Fuentes

19 de marzo de 2006



Botellonas. Creo que me estoy volviendo un poco carrozón (eso ya ni se dice, sino “pureta”) y la juventud desplegada, la juventud como su propio deporte, me va pareciendo cada vez más indígena. Pero he aquí que esta juventud de tanga flojo, de buche barato, con su diversión de tirarse al suelo de muchas maneras, ha constituido la noticia de la semana superando al tipito de Zaplana, a la salida cigarrera de las diputadas y a las expectoraciones de Otegi. No voy a caer en el puritanismo, ni en la ley seca, y sólo me cabe apelar a esa máxima que reza que cada cual puede divertirse como le salga de las narices mientras no dé por el saco a los demás, aparte de constatar mi tristeza al ver a una juventud que quizá un día sacó sus banderas y sus sujetadores por la individualidad y la diferencia y ahora es gregaria, uniformada y se mueve a paladas, llevada por esa emoción primaria de sentirse multitud. Andalucía tenía los records y parece que los mantiene, aquí donde las leyes son laxas y los ayuntamientos sólo barrenderos. Barcelona ganó en brutalidad y en chocados, pero Sevilla también mereció la cara de susto de Pedro Piqueras en Telecino, contando cómo volaban los cascos de botellas por los aires en lo que parecía una noticia levemente iraquí. La televisión nos fue presentando durante la semana un movidón con camiones, pasma, vallas y gente que terminará en los contenedores; María Teresa Campos le dedicó el viernes la mayor parte de su tertulia; los pedagogos teorizaron sobre el alma pajaril de la juventud... ¿Culpa, soluciones? La jóvenes quizá sólo cumplen con su papel, están en la edad y si a sus borracheras le añaden policía, es todavía mejor. Lo terrible era escuchar a nuestras autoridades, que todavía se empeñan en llamar al cachondeo cultura y a la vomitona, socialización. ¿Y quién hizo a esta juventud de eructos? ¿Quién los educó para gañanes y para empezar a enseñar el culo ya en las aulas? Pues ésos, que recojan ahora las potas.


El club de la propaganda. La educación hoy es un barbecho y cuando los enseñantes están como pidiendo que vengan a salvarlos de una marmita caníbal, sólo sale Cándida Martínez engolada, clueca o coronada de margaritas, ofreciéndonos aromaterapia. La educación en Andalucía da unas historias del Bronx o unas películas como la de Jesús Carroza, pero en Canal Sur parece que todos los chicos de la ESO pedalean en ordenadores y hacen espeleología. Miren cómo son que, con el jaleo de los botellones, todavía fueron capaces en la web de Canal Sur de sacar un titular que decía: “Las nuevas tecnologías, imprescindibles para la convocatoria de los masivos botellones”. Sí, todavía serán un triunfo de la Segunda o Tercera Modernización. Paradigma de la visión chocolatada de este sistema educativo resulta el programa El club de las ideas, que ya empieza poniéndonos detrás de otro presentador happy una especie de arco iris y luego nos invita a conocer cómo las cieguitas aprenden música, cómo los colegios andaluces rebosan de “escenarios lúdico-literarios” y cómo nuestros estudiantes, en vez de rajar neumáticos, hacen taxonomía de su entorno sostenible mirando las pompas del saber idiosincrásico por un microscopio. Es un espacio que dice estar dedicado a las “innovaciones pedagógicas”, pero la mayor innovación sería que los chicos aprendieran y se educaran, y que alguien admitiera que sustituir la voluntad por la motivación sólo da una enseñanza dominguera. La cieguita lo había conseguido todo gracias “al apoyo que recibe de la Delegación de Educación”, aclaraba el programa. Propaganda pura en rosa chillón. Para qué andar con pudores...


Cambios. Luego dirán que en Canal Sur no cambia nada. Pero de repente vemos que el simpático cocinerito Manolo Rincón ha sido sustituido por Maite Cadaval, que es la mismísima Omaíta, y que se han ido Yvonne Reyes y Guillermo Summers para que vuelva el dentífrico Agustín Bravo, y que Cremades extiende su bollería al fin de semana, que ya sabemos que hay sitios donde no hacen pan esos días. Sí, vaya cambios. Por cierto, el otro día Cremades montaba un debate sobre “el destino”, que a sus actorcillos reconvertidos en tertulianos les parecía que estaba sin duda “escrito” ya para cada uno. Menudas lumbreras. Eso sí que no cambia.



somoszapping@ono.com


N.A: Este texto original pudo sufrir variaciones durante el proceso de edición.


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