Somos Zapping
Luis Miguel Fuentes

21 de mayo de 2006



¿Te gusta gobernar? Se puede hacer publicidad sentimental con las compañías de gas, con los coches, con las aerolíneas, con los créditos, con la pintura acrílica, con las butifarras... Un banquero que te da un abrazo o un abuelo que te da pan, un cobrador de la luz que te enciende la chimenea o una lavadora que te alegra el día sonriendo desde por la mañana. La publicidad sentimental, como el ladrón sentimental, enamora para engañar o quizá al revés. Pero lo que se gasta en querernos mucho una empresa charcutera no tiene tanta importancia como lo que se gastan las administraciones en una propaganda de partido que no sólo les sale gratis, sino que les sirve para, con dinero público, engordar o castigar a los medios según afinidades. Vi, más avergonzado que escandalizado, ese anuncio o natividad que la Generalitat hizo para saludar a su Estatut, y que han puesto todas las cadenas como si fuera un batacazo de Maragall o su culo sorprendido igual que el de Merkel: La lluvia no caía, los niños no nacían, los trenes no llegaban, hasta que el Estatut pone en marcha las ruedas del mundo y una voz triunfante declara el Reino de la Felicidad. ¿Serán capaces de hacer algo así en Andalucía? Miro los nuevos anuncios de la Junta, que de la Andalucía imparable han pasado a la Andalucía al máximo, o sea, sinonimia de la cinética, la misma ráfaga de verdes, el mismo vértigo como aeroportuario. Y luego pienso: si se atrevieran, ¿cómo anunciarían lo nuevo y lo veloz, lo salvador y lo refrescante de este Estatuto, aquí donde ya hemos sobrepasado todos los límites universales del progreso, adelantando a la luz como los taquiones? ¿Cómo van a decir que antes languidecíamos quietos, pobres y tristes, si llevan años contándonos una Andalucía galáctica? Seguramente, en ese anuncio sólo saldría Chaves sacando una mano por la ventana de su despacho: “¿Te gusta gobernar?”


De más y de menos. Lo peor de Canal Sur es que lo que no sobra, falta, como en un mal traje. Habría que quitar viejitos, podología, niños cargantes, hermanos Cadaval, romerías y zarcillos, lacayos y autobombo. Y poner información, debate, crítica, y hasta humor con intención, no con pichas. ¿Se imaginan a alguien como Jon Stewart en Canal Sur? Hay gente que lo conoció en los Oscars, pero hasta hace no mucho lo teníamos subtitulado en Paramount Comedy, genial, destrozón, valiente, clorhídrico, comiéndose a los políticos por la corbata y a la hipocresía por los pies. Y debate, nos falta debate, y no es que haya mucho tampoco en el resto de las cadenas. Si echo un poco de menos a María Teresa Campos es por su mesa de debate, con la lucidez y el cabreo de la hora del hambre, que era la mejor y la más libre de la televisión. Ahora, sólo nos queda 59 segundos, pero sus temas resultan a veces tendenciosos y su presentadora, Mamen Mendizábal, me pone nervioso porque no puedo dejar de pensar en que al hablar parece que le está dando un mordisco a una tostada. En Canal Sur, ni eso. Con el país minado y los políticos ametrallándose, Mejor lo hablamos nos propone reflexionar sobre si influye más en la vida el trabajo o la suerte, si el amor es para siempre, si curan los curanderos y otras bobadas de horóscopo y mercería. Sí, lo que no sobra, falta. En la televisión pública, como en la política.


Alto el fuego andaluz. Con leotardos por la cabeza, con armamento como para perdices, con acento serrano, con flato de berza, veíamos al grupo independentista andaluz declarar un alto al fuego: “Vamo a ehtablejé una tregua permanente pa ziempre”, anunciaban. Por supuesto, no hay ningún grupo independentista andaluz que haga ese terrorismo como nazareno, y ahí estaba la gracia del último episodio de Los hombres de Paco. Tuve que reírme porque los guionistas, que como saben suelen tomar mucho de la actualidad para estas series, habían sabido reunir la nueva “realidad nacional” andaluza con las ganas que tienen algunos por aquí de hacer paralelismos norteños, para dar al final ese ridículo absurdo guerrillero, un poco a lo Gila. Un grupo independentista andaluz, esa sola imagen ya les parecía suficientemente cómica como para ir tirando todo el episodio de ella. Como si nos amenazara Chiquito de la Calzada con un cinturón bomba. De una u otra manera, es que siempre damos risa.



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N.A: Este texto original pudo sufrir variaciones durante el proceso de edición.


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