El Mundo Andalucía

Elecciones 27-M
La urna catódica

Luis Miguel Fuentes

25 de mayo de 2007

Haz el amor, no la campaña

Se lo están copiando todo a Cicciolina, lo de la campaña caliente y hasta lo de ponerse alitas en el chocho. La candidata belga Tania Deveraux, disfrazada de ángel de nata como sobre el chocolate de su tierra, había prometido 40.000 felaciones, que son más o menos los puentes que ha dicho Chaves que va a erigir la Junta si votan al PSOE. Claro que la chica ha matizado que la propuesta sólo pretendía ser una crítica a los compromisos incumplidos de los políticos. O sea, que ya sabemos que no va a haber ni felaciones ni puentes, que no hay cuerpo ni presupuesto que resistan eso y todo es por calentar al personal. En Alicante, también Eva Climent, del Partido de la Ciudadanía, se promociona en un vídeo besando con lengua a su marido, un beso que parece dado con toda la fregona sin escurrir del amor. Pero en Andalucía parece que tiene más éxito el sexo guarrindongo de Frutos Barbero en Arriate, aunque hablar de “casa de señoritas” le queda como de notario putero. O, por otro lado, el sexo colectivizado y como en autobús de Los Verdes de Jerez, que han propuesto el “bono sexo”, dos horas de hotel a precio de botellón para los jóvenes, cuyo primer problema municipal sigue siendo mojar el churro. Dicen estos verdes, que lo son por el verde de toda la vida, que “liberar la sexualidad supone liberar el pensamiento”, y es como un anuncio de Red Bull empezando por los bajos y una vuelta al flower power de la pelota picada que a Eva Hache le dio para su monólogo, cuando todo lo que tenía la televisión para ofrecernos eran señores feos con bigote o con camisa de cuadros arrojándose a la cabeza calaveras y porrones de vino, imposible nada menos sensual. Bueno, sí, menos sensual aún fue el “gran debate regional” que montó Canal Sur, con candidatos muy conocidos en su casa a la hora de comer. Fue el equivalente político de la braga alta o el camisón hasta el tobillo: aburrido, previsible y matrimonial como la postura del misionero. Esperábamos toda una cama redonda con los grandes de la política regional, pero sólo salieron unos vecinos con las pequeñas intimidades y callos del pueblito de cada uno al aire, muchas ganas de apagar pronto la luz, obviedades y palanganeros, y ninguna pasión ni atletismo virtuoso en el acto. La política, como la cama, para dormir, parecían decirnos.

Lo que le quedaba a la campaña era ofrecer sexo. Claro que al menos supone una alegría entre los apocalipsis etarras o urbanísticos con los que nos asustan. Ya los antiguos dioses sabían que no existían juramentos de amor y por eso perdonaban a los que los transgredían, al igual que ocurre con las promesas electorales. Así, podemos aliviarnos mirando la campaña en clave sexual, como si nos imagináramos a todos los candidatos en calzoncillos o en liguero, que eso siempre da ternura. El PSOE y la Junta optan por esa seducción de ramazos y collares que son sus inversiones, ese sexo como un chantaje con diamantes y cenas por el medio que hacen los ricos. El PP, con sus dormitorios de caoba, pregona un sexo decente y tapado, con rosario e hijos para los ejércitos de la Patria. El PA lo que parece buscar es sexo desesperado, que ellos andan ya en Andalucía como en las discotecas a las cinco de la mañana. IU, por su parte, lo que exhibe es el nudismo alegre del que sólo tiene su amor universal para revolcarse por las colinas. En esta campaña sucia, mentirosa, que a unos les justifican primarias y a otros facturitas, el sexo, el sano desfogamiento del sexo, nos ha avivado la televisión cuando ya estábamos seguros de que no nos casaríamos con ninguno de ellos. Y yo me sigo preguntando quién calienta más la campaña, el munícipe que nos dará noches locas de hotel o Aznar y Chaves con sus declaraciones entre estreñidas y despatarradas.


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