Los días persiguiéndose
Luis Miguel Fuentes

2 de octubre de 2003

Documento base

Tiene flechas hechas con bolitas verdes, tiene viejitas delante de pantallas de plasma, tiene letras fundiéndose como en los anuncios de un monovolumen. Pero sobre todo, el documento base sobre la Segunda Modernización, que ha tenido ocupado a un numeroso consejo repensando atardeceres con la cabeza llena de electrodos, lo que tiene son obviedades y un humorismo como diseñado por un notario o un logopeda. Con algo de díptico de oficina de turismo, algo de cuento donde hablan las ranitas y algo de documental sobre el ciberespacio, este documento nos trae aire plastificado y un análisis parvulario que concluye festivamente en sí mismo, como corresponde a la escolástica del Poder en Andalucía. Les invito a que lo bajen desde la página de la Junta, aunque puede que, como yo (contradicciones de tanta modernidad), primero tengan que sortear errores en su web y luego soportar la lentitud del servidor, que hasta el hardware se contagia de la burocracia y de la hora del cafelito.

Lo que leíamos el otro día, la parte en la que clamaba por “un nuevo modelo de gobernante” y una política “más sincera y transparente”, no sabemos si hizo que el coordinador de este consejo asesor, Manuel Pezzi, y luego todo el Gobierno de la Junta, se degollaran consecuentemente con el pico de ese mismo folio, pero sí nos hacía adivinar que serían 160 páginas de sarcasmo. Confirmado. Es pura guasa escrita en prosa logsiana, más unos análisis de altura estratosférica, heideggeriana: “Una base económica sólida exige una política de desarrollo regional, dirigidas (sic) a la mejora del entorno económico”. Aparte el error de concordancia, esto es estupendo y modernísimo. ¿A que nunca hubieran caído en esto si no nos lo dicen estos sabios? Claro que esto era imposible de saber hasta este momento veloz, cuando les han iluminado azuladamente los satélites y la nanotecnología. Por supuesto, también necesitamos “una formación de calidad que asegure una formación integral”, más “un tejido productivo más denso, diversificado y competitivo”. Cosa inimaginable antes del Google, al parecer. La apoteosis del sarcasmo la podemos encontrar en un párrafo sobre el papel de la RTVA, “que está llamada a ser el instrumento de la regeneración del imaginario colectivo de los andaluces, anteponiendo los valores de modernización a la recreación de tópicos y paisajes sociales de períodos históricos superados”. ¿Hará caso a esto Chaves y derrumbará todo Canal Sur como si fuera una bolera vieja? Entre tanta enjundia, también hay sitio para el espíritu scout: “Pero la transformación se hace especialmente patente en el vivir y convivir de cada día y, sobre todo, en la toma de conciencia de ser andaluces”. Ponga usted a un consejo asesor para esto.

El documento, que empieza justificándose nada menos que en el alma de la Ilustración y luego quiere arreglarlo todo enchufándonos a Matrix, da la penosa impresión de que los electrones les hubieran motivado a darse cuenta ahora de unos problemas que llevamos sufriendo ya no se sabe si décadas o siglos. Problemas que no tienen nada que ver con Internet ni con llevar un visor LCD en el ojo, sino con la abulia, el nepotismo y el expolio de los recursos de nuestra autonomía, que han sido el verdadero signo de los gobiernos andaluces, pues se trataba de mantener la red clientelar, la fresquera de votos para el PSOE nacional y el negocio para los amiguetes, mientras Andalucía seguía siendo referente de la pobreza y la incultura. Por lo demás, el documento es una ciencia ficción que llega tarde y con poca vergüenza.

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