Luis Miguel Fuentes

2/02/02

REPORTAJE

La olimpiada que se fue de Granada

Una semana después de la polémica decisión del COE, la ciudad sigue respirando desilusión y exhibe una tristeza de banderas caídas


LUIS MIGUEL FUENTES

GRANADA.- “Una ilusión blanca y verde” era el lema un tanto escolar de Granada 2010, la candidatura a los Juegos Olímpicos de Invierno que se ha despeñado por los riscos con todos sus esquiadores descoyuntados antes de tiempo. En Granada querían hacer unas Olimpiadas entre morunas y escandinavas, con ese trozo de norte en el sur que es Sierra Nevada como un iceberg fiado, pero, en la lucha por ser la opción que representará a España, les ganó Jaca, alta, pequeña, leñadora y blanquísima, hecha todo el año de frío y estratosfera.

La ilusión blanca y verde, juego de palabras intencionadamente regional o biosférico, llegó a verse muy cerca cuando la comisión evaluadora del Comité Olímpico Español (COE) concedió en su informe técnico 273 puntos a Granada por los 211 de Jaca. El informe decía de Granada: “Una candidatura muy buena que cuenta con muchos aspectos fuertes. Granada contará con buenas posibilidades para competir en el grupo de las tres mejores candidaturas para el año 2010”. Para Jaca, sin embargo, concluía esto: “Una buena candidatura, pero probablemente carente de los argumentos suficientes para competir en el grupo de las tres mejores candidaturas para el 2010”. Esta comisión de evaluación reconocía también que la candidatura de Granada era “más compacta” y que, además, su oferta  cultural y turística la convertía “en mejor candidata para enfrentarse a otras posibles sedes como Vancouver (Canadá) y Salzburgo (Austria)”.

Pese a este informe que hizo vibrar de optimismo a Granada, la votación final de la Asamblea del COE del pasado miércoles, con la intervención peculiar de federaciones como la de galgos y colombofilia, encumbró a Jaca por 156 votos contra 81, Jaca que será ya, irrebatiblemente, la opción española para conseguir los Juegos Olímpicos de Invierno de 2010. Más hábiles movimientos de pasillo de Jaca, dicen unos, oscuros intereses políticos, opinan otros.

Una semana después de la sorprendente asamblea del COE, la Oficina Olímpica tiene una tristeza de banderas caídas y secretarias desengañadas de trabajar sobre un logotipo muerto, esa granada azul que es ahora como una flor seca o una nostalgia congelada. En los posters, esquiadores sorprendidos, patinadores volando sobre la Alhambra que ya no verán, con sus leones de piedra salpicando una escena de curling, ese deporte raro que es como una petanca o un parchís sobre hielo.

 Francisco Barranco, el director general de la Oficina Olímpica, habla en un despacho lleno de placas con reconocimientos, distinciones y premios que hacen como de vajilla inútil. Hay un mapa del reparto de las zonas olímpicas con algo de plano de Metro inexistente, más caído que apoyado en la pared; una foto dedicada de un campeón del mundo de esquí de fondo, y un maderaje de barco hundido y desencanto sobrellevado.

“Granada ha ganado en lo reglado, a Jaca la han votado”, dice Francisco Barranco, que viste una camisa vaquera como si estuviera empachado ya de tanto protocolo. “Hemos realizado un trabajo de acuerdo con los parámetros del Comité Olímpico Internacional, y según ese modelo, hemos sido mejores que Jaca”, explica Barranco refiriéndose al informe del comité de evaluación, favorable e indiscutible como un K.O.. Barranco critica la votación: “No me cuadra que una votación tenga tintes de corporativismo, porque ha habido federaciones enteras que han votado en contra de Granada, las no olímpicas. Ha sido una votación contundente en nuestra contra, cuando nuestra candidatura tenía los componentes para ser la mejor opción internacional para representar a España. 24 horas antes de la votación, muchas federaciones que tenían el voto comprometido con Granada lo cambiaron sin ninguna razón”.

El tiene una teoría para explicar esto: “Hay un movimiento interno dentro del COE para favorecer a la candidatura con menos posibilidades y así no perjudicar las opciones de Madrid y Sevilla para las Olimpiadas de verano del 2012”, de forma que el COE habría optado intencionadamente por un “caballo perdedor”. 

Mereció la pena
La Oficina Olímpica, sin embargo, sigue trabajando, y un pequeño cuadro en la pared con una foto de una Sierra Nevada blanca y esperanzada contiene el único optimismo del edificio en la frase: “Mereció la pena”. Algunos proyectos nacidos de esta candidatura, como la pista de hielo y la cabina de Granada a Sierra Nevada, siguen adelante, e igualmente continúa la voluntad de hacer una estación de esquí de fondo en el puerto de La Ragua.

En Granada, esta decisión del COE ha supuesto el descalabramiento de muchos proyectos e inversiones, una desilusión que se respira en el Ayuntamiento aunque el alcalde, José Enrique Moratalla, de pura tristeza o agobio, no quiere o no puede hablar.

También para Antonio Robles, presidente de Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Granada, ha sido “un golpe duro”. Pero cree que Granada "tiene una economía muy asentada en turismo, comercio e industria” y que “lo que es importante es que esto no frene las inversiones en Sierra Nevada”.

Lo cierto es que Granada, tan embestida de historia y belleza, tiene ahora más que nunca esa elegancia adicional que tienen las ciudades que fueron o se creyeron traicionadas. La Alhambra llora por unos príncipes que son patinadores desconocidos y todas sus fuentes quisieran ser ahora estanques helados. Pero hay en Granada quien ya está pensando en sumar cuatro a sus expectativas y mirar al 2014, pues el olimpismo suele ser para las ciudades un empecinamiento o una seducción incansables.


Voces críticas, pero no tanto

No todos en Granada ven como una traición la decisión de la Asamblea del COE. Jerónimo Páez fue quien trajo a Granada el Mundial de esquí de 1996, y el que consiguió que, cuando Sierra Nevada se encontraba sin el apellido de su nieve, con un desnudo de piedra y barrancos, ese mundial se retrasara en vez de suspenderse. Páez, que se ha mantenido al margen de esta aventura olímpica, no comulga con la teoría de la felonía y el complot del COE contra Granada y explica, tajante: “Ha habido un incorrecto planteamiento técnico, que no era viable tal y como estaba concebido, y esa ha sido la causa. Además, no se ha tenido en cuenta que quienes votan son las federaciones, y esos votos son los que hay que ganar”. Esta opinión se suma a otras voces críticas que han visto la luz en la prensa y en los pasillos, comentarios del tipo “han estado más pendientes del PGOU y las supuestas inversiones que del deporte”, o “querían hacer una Olimpiada donde no hay nieve”.

Ecologistas en Acción también criticó desde un principio el proyecto de Granada, pues consideraban que “las actuaciones previstas eran dañinas para el medio ambiente”. Según los ecologistas, proyectos como la pista de esquí de fondo “en un lugar donde no nieva y donde tendrían que traer agua para los cañones de nieve artificial y hacer movimientos de tierra” supondrían un perjuicio irreparable en el entorno de un Parque Nacional. “Nos han querido vender una fantasmada, hablando de muchos puestos de trabajo y de muchas inversiones, pero sólo era una golosina”, explica un portavoz ecologista.

 

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