EL ESPECTRÓGRAFO DE MIRADAS

Luis M. Fuentes

[artículos] [e-mail] [enlaces]


13/02/99

Romancero político.

El año santo lorquiano nos ha mostrado dos esnobismos: uno de ser pejiguera culto anti-Lorca y otro de ser pejiguera culto babosito de Lorca (los dos, es verdad, sólo por darse pavo). Quedaba bien decir que Lorca es una basura, que es un invento como de Navidad de El Corte Inglés, que no escribía mejor que otros muchos que no han sido ni asesinados ni homosexuales; pero luego quedaba todavía mejor decir que, a pesar de todo, Lorca es un genio inigualable, claro que eso sólo lo podían ver los verdaderos entendidos, los que eran capaces de desprenderse de los prejuicios y de toda la costra propagandística y fandanguera para verlo en su flameante esencia empírea.

A Ernest Newman se le consideró una vez brillante cuando dijo que la música de Mozart no era más que los balbuceos de un niño prodigio. Fue una opinión insultante, guerrillera, estupradora, o sea, que puso cachondo a todo el personal y gustó, quizá porque era una época en que los críticos tenían un carisma social más acentuado, incluso levemente sexual, como de chicas de revista. Ahora, sin embargo, esta opinión no merece ya más que la alusión anecdótica. De manera similar, no ha faltado quien ha dicho de Lorca que es un escritor ramplón que debe todo su mérito a la condición sainetesca de maricón y fusilado, aunque igualmente no ha faltado quien lo ha santificado y le ha dedicado triduos, novenas y hasta orgasmos durante ese año de su apoteosis.

Lorca es un mártir contuso y consecuente, un muerto que ha asumido bien su papel de muerto con causa, pero no por ello deja de ser un buen poeta y dramaturgo, aunque sigo creyendo que le falta más de un hervor para poder estar cerca de genios como Miguel Hernández o Vicente Aleixandre (olvidado entre tanta autocomplacencia lorquiana). Vale que se merezca homenaje y recuerdo, pero se han pasado con ese marketing estilo espaisgerls: sólo ha faltado que (como en Salzburgo con Mozart) se vendieran bombones con su cara en el envoltorio, que pusieran su nombre en pub-karaokes o sacaran muñecos action figure (lo mismo lo han hecho, no lo sé). A Lorca lo han vulgarizado tanto que, olvidando su evidente calidad, en algunos ha acabado produciendo (algo casi disculpable) esa sensación empachosa de horterez bestselleriana que provoca John Grisham, convertido en una caricatura populachera diseñada para un consumismo masificado y hamburguesil. Al final, pues, lo único que queda, tapando todo lo demás, es un panorama de hastío farragoso, una fatiga de hartazgo, como cuando uno se infla de potaje de berzas.

Curiosamente, es una sensación muy similar a la que nos está provocando últimamente la actitud de nuestros políticos locales. Ya no importa quien tenga o no tenga razón, es simplemente insoportable verlos evolucionar con sus modos canallas y montunos de pelea barriobajera: bodas de sangre en los plenos, juramentos a la luna y un romancero de denigrante folclorismo político y jarana mediática de insoportable mal gusto. Unos por quedar como tontos por no votar algo que querían votar y después montarla para acallar su ridículo; los otros, por ser demasiado pícaros o caraduras y aprovechar esto para quitarse de encima el engorro de una comisión de investigación y escabullir con carita de pena y dolor de traición la responsabilidad política de los chanchullos del informe Terán.

Este espectáculo nos está mostrando de qué calaña es nuestra clase política, pendientes sólo de ganar un titular o un minuto de TDC, de joder como sea al grupo contrario mientras que la ciudad se paraliza hasta que los niños terminan de pelearse. Tengan en cuenta, señores políticos, que nos están cansando demasiado, todos, los de todas las siglas, que estamos hartos de tanta grosería. Ya que no se les puede exigir demasiada inteligencia, al menos podrían demostrar una sensibilidad estética mínima. Nada, ni eso. A ver cuando dejan de jugar a intrigas políticas y se ponen a gestionar la ciudad, que es lo que hace falta, porque si no el pueblo terminará mandándolos a freír monas. A ver si se presenta alguien nuevo a las municipales (parece que SI) porque estos políticos impresentables que ya conocemos no merecen un voto, ninguno.

[artículos] [e-mail] [enlaces]