Somos Zapping
Luis Miguel Fuentes

27 de febrero de 2005



Somos Zapping

28-F. En su aniversario como de muchacha, en los 25 años de aquel 28-F con Andalucía naciendo de duro parto callejero, hay sitio para la nostalgia, la épica, la pena y hasta el rubor. Canal Sur ha preparado toda una Navidad para la efemérides, y esto para ellos significa meter un poco de la Pantoja y un poco de Rafael Escuredo. Quedan por llegar galas, capeas y cabalgatas, pero ya el miércoles, el debate de Rafael Cremades nos enseñaba que lo que en origen es Historia suele terminar en un múltiplo de la fuente municipal. Cuando se empieza a usar el lenguaje de las revoluciones, con el Pueblo con el corazón en mayúscula, con héroes, tiempos y salvaciones como en un Génesis de la provincia, yo suelo sentir preocupación, porque detrás del mito vienen sus sacerdotes, sus ortodoxias y sus lucros. Aquel 28-F no ganamos un alma, porque los pueblos no tienen alma aunque María Esperanza Sánchez, periodista de la cuerda, muy redonda de demagogia, intentara revivir, como mezclando a Moisés con Herder, aquello tan antiguo del Volksgeist. Tampoco ganamos el Paraíso, porque en una autonomía los de aquí lo pueden hacer tan mal o peor que los de Madrid, y cambiar de conductor puede ser un escaso avance para el que va en ambulancia. El tono del programa, ese 28-F homérico, me recordaba aquellas loas a Eros de El Banquete de Platón, con demasiados muslos de dioses para lo que son zozobras humanas. Uno, con tristeza, tiende más a pensar que aquel logro fue una ilusión cándida y una esperanza como la que tiene el chiquillo de un cuarto para él solo, que luego quizá se ha quedado en poco más que otra burocracia, otra élite y otros señoritos que ahora hacen pastel de la cosa. La autonomía no es una señora muy guapa que cumple años, sino, como dijo acertadamente Escuredo, una “herramienta para resolver problemas”. Y problemas tenemos demasiados en Andalucía, pozal de todas las estadísticas. Por eso los días del pueblo, los altares verdiblancos, los ángeles que volaban por la calle aquellos días, a mí me traen la decepción de ver traicionada la memoria de una ciudadanía quizá demasiado ingenua, manejable y propensa a levitar. Lo que celebran muchos el 28-F, y en esas liras con las que hablan se les nota, es la primera piedra de su castillo, el primer viaje del cucharón al que siguen enganchados. De ahí esa visión extática, ese Pentecostés de la fecha, esa poesía del día de la madre, ese cuadro como de Delacroix. El 28-F debería servir para recordarnos todo lo que queda por hacer y no se hace. En Canal Sur, sin embargo, hacen discursos como cubanos, glorias que trajeron los héroes, pueblo que es más pueblo por no tener pan. Cuando los mitos cumplen años, yo me pregunto qué pasa con la gente, y si las banderas bastan para quitar el frío.


Opérese en Arrayán. Ya sabemos dónde encontrar en Andalucía hospitales públicos con habitaciones individuales: en Arrayán. Yace el guapo contuso en una habitación celeste, esmeraldada de cuadros, con atmósfera de jacuzzi, como si en realidad estuviera allí para hacerse las uñas, y es toda para él solito y sus visitas enamoradas, que no tienen que interrumpir el idilio para alcanzarle la cuña al señor de al lado. Hasta el carrito de las curas está allí aparcado para él, como el desayuno continental que dejó el botones. Las sábanas y la almohada parece que están estampadas de ositos, pero resulta que son logotipos muy apretujados y sobreabundantes del Servicio Andaluz de Salud, haciendo publicidad amontonada igual que en los desayunos de Médico de Familia. ¿Será un diseño especial para la telenovela? Porque yo no he visto en mi vida semejante sarampión de logotipos en ninguna sábana de hospital. Si no fuera por este atrezzo con tanta intención, se podría hablar de una muy ancha licencia dramática. Pero en Canal Sur todo tiene su razón y su dueño, ya lo sabemos. Daban ganas de ponerse malo para estar en esa habitación como un vivero de orquídeas. Entre esto y las urgencias de San Fernando, por ejemplo, donde crujen las cucarachas y las ratas, la elección está clara. Mejor opérese en Arrayán. Tampoco habrá, seguro, listas de espera.


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N.A: Este texto original pudo sufrir variaciones durante el proceso de edición.



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