Somos Zapping
Luis Miguel Fuentes

24 de julio de 2005



Refritos. En verano, los programas de televisión parece que los hacen con las salchichas que se caen en la arena. Pero uno diría que hasta el mismo aparato, la tele como mueble, como cosa con la que se tropieza uno en casa, se transforma, muta, y puede ser algo para meter los pies o el gazpacho, algo para colgar una braga, algo que huele a Aután, algo donde duerme el perro. En verano, todas las teles parecen teles en una autocaravana, con una cerveza volcada encima y un calcetín enganchado en la antena. En fin, las calores estropean la electrónica, la programación y quizá también las metáforas. Las cadenas generalistas duermen el verano con moscas y lo que ponen está pensado como para una audiencia con la cadera rota. Para esta época en la que la tele es una sandía podrida en una pecera, lo mejor es el refrito, los programas hechos con retales, con lo que sobró del puchero, y al refrito sin finura alguna nos remite Canal Sur. Refrito entre informativos con la actualidad cada vez más flojona (el horror de estos días no cubre todo el espacio y tienen que recurrir a Paulino Plata en China, a mucho curso de verano y a alguna tarta de marihuana), refritos entre películas de Manolo Escobar, refritos entre galas y karaokes de pueblo que tampoco sabe distinguir uno si son presentes o pasados, pero que en todo caso hacen toda una programación pasada por la turmis. Loco mundo loco, por ejemplo, en ese género pestoso de las videoteces que es ya la rendición definitiva ante cualquier clase de aspiración a la originalidad, con un Ismael Beiro algo aplatanado apostillando caídas de ciclistas o de coristas, faldas que se levantan y chocazos de chiquillos. Pero el gran hallazgo es La coctelera del verano, que es un zapping desmedido y una como autopsia tardía de toda la morralla de Canal Sur. Este programa me admira por la capacidad de condensar toda la sociología, la historia y la idiosincrasia de La Nuestra, dejándonos en cuadros sucesivos todos los topicazos, verdulerías y casapuertismos con que Canal Sur retrata Andalucía. Fíjense que nos volvían a poner chiste de los garbanzos de Paco Gandía, el Dúo sacapuntas y las meteduras de pata en babuchas de Carmen Sevilla... Y claro, muchos momentos María Isabel o momentos Bisbal, con ellos o sus imitaciones o caricaturas. Y a todo esto, lo de los Morancos... ¿es nuevo o repetido? ¿Lo distinguen ustedes? Esos fangosos sketches de Omaíta, esos diálogos entre un boyscout y un coleóptero o entre el facha del taco y el progre, ese top manta con ellos y los guionistas muy arrastrados... Canal Sur puede que haya inventado ya el refrito del refrito, y eso y las calores a mí me revuelven mucho la barriga y la meninges.


Toros para todos. La tauromaquia presentada por Fernandisco es lo que nos faltaba para hacer cantera. Los aficionados a los toros parece que se van muriendo como los lectores de ABC (me disculpará la broma mi querido y admirado Ignacio Camacho) y quizá por eso Canal Sur ha diseñado un programa de taurinismo adolescente, guay, taurinismo 40 Principales, taurinismo Leticia Sabater, o así, que a uno le desconcierta como si toreara un Pokémon. Recuerdo que Mariví Romero y Monolo Molés hacían programas entendidos, malcarados y oscuros que a mí de chico me daban hasta un poco de miedo, como la escena de la cogida de Granero que vi también por aquel entonces en el Museo de cera de Madrid. Dándole la vuelta a este concepto, lo que nos sale es este Toros para todos molón que presenta Enrique Romero con el mismo estilo vertiginoso y surfero con el que conducía Acción motor, y al que sólo le faltan los politonos para ser decididamente niñatero. Tiene el programa su top de faenas como de singles o canastas de la NBA, tiene sus vídeos pedagógicos (“¿Sabéis lo que es un cabestro?”, le preguntaba hace no mucho a una audiencia que uno suponía en vilo), y tiene sesudas cuestiones presentadas a muchos toreros que hacen todo un muestrario de gorras de cuadros. Ante una de ellas, escuché a Jesulín afirmar que “el valor es intacto (sic), o se tiene o no se tiene”. Innata es la vocación de Canal Sur de hacer programas risibles, e intacto se queda el Olimpo de los programas taurinos con este en el que Enrique Romero consigue (fíjense en sus manos cuando habla) rapear la fiesta nacional.



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N.A: Este texto original pudo sufrir variaciones durante el proceso de edición.



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