Somos Zapping
Luis Miguel Fuentes

25 de septiembre de 2005



Boda tuning. Nunca creyó uno que fuera posible tanta finura, salvo quizá dentro del cine, sí, en algo de Esther Williams, en el vestuario de la reina Amidala o de los malos de Flash Gordon. Nunca creyó uno que una boda pudiera salpicar desde la tele y llenarte todo el salón de elegancia igual que de sirope de fresa. Conocíamos bodas escurialenses, bodas escocesas y hasta bodas submarinas, pero la boda tuning, el maridaje de la clase con el cromado, eso ha sido un descubrimiento. Farruquito se ha casado según el modelo La bella y la bestia, como en una fantasía del Príncipe de Bekelar, aunque el que iba de eso, o de chino de película de kung fu, era más bien su primo. Farruquito se ha casado con chorreras, con algo cogido de Elton John, que por algo es sir; se ha casado con una novia almendrada, acorazada o de mineral de cuarzo, una novia con una torre de alta tensión hecha de brillantes en la cabeza, una novia como si se hubiera puesto de una vez todo lo que hay en los joyeros de Falete y de M.A. , una especie de Barbie con el kit de reina de las fiestas del pueblo, guapa ahogándose de herrajes en la tarta en que la metieron. Y esa madrina igual que una hindú que también se casaba, y esos invitados regalando juegos de tocador como libros de Mi primera comunión... Esto lo hacen en Las Vegas y queda molón, que quizá Farruquito dudó hasta el último momento si vestirse de Elvis... Pero claro, se hace en Andalucía y ya están los envidiosos y los cursis poniendo faltas. Pues para que se enteren los saboríos, así se hacen las bodas en Andalucía cuando hay pasta y buen gusto, y sin que el glamour entorpezca la espontaneidad de la buena gente. Sí, como esa señora que, en el coche, y todavía delante de las cámaras, se sacó la teta para dársela al churumbel; o los que asaltaron la cocina, a ver si vamos a estar aquí como en un anuncio de Ferrero Roché. Y sin complejos culturales, pasando por el rito del pañuelo... Se fueron a caballo y no les colgaron latas, sino que creo que detrás arrastraban toda la lámpara de araña de un palacio, adornada con serpentinas, lazos y cascabeles.


Mejor que delinquiendo. Lo decía el mismo Juan y Medio a lo Eugenio D'Ors: “Los experimentos, con gaseosa”. Y es que si la programación de Canal Sur atonta y adoctrina con esa probada eficacia de los matacucarachas, para qué cambiar. Aun así, la presentación de la temporada mereció especiales, tiovivos y comparecencias. Rafael Camacho formó a la tropa en el escenario de los informativos y habló de innovación (que seguramente es poner a Guillermo Summers y a Yvonne Reyes en una cosa de videoteces) y de remozar la “identidad gráfica” de las noticias, que además serán más rigurosas y plurales que nunca. Lo de plural quizá significa que Chaves y sus consejeros saldrán aún más multiplicados. Canal Sur no tiene problemas de identidad gráfica, sino la lengua llena de pelusa y el dolor de espalda que les deja a todas las televisiones públicas la servidumbre al poder político. Este viejo vasallaje, unido a la complacencia en todas las vulgaridades idiosincrásicas, es lo que retrata a Canal Sur, más que las gradaciones de colores. Juan y Medio, gran ideólogo, nos dejó esta frase con sonoridad de acordeonista del metro: “Siempre estaréis mejor aquí que delinquiendo”.


Entre amigos. Llegan el frío septembrino, que siempre trae melancolías, y los debates de Rafael Cremades, que siempre traen la opinión de una lotera. Después de un remix con la nueva programación, Mejor lo hablamos propone como tema la televisión misma. ¿Y a quiénes vemos? Pues a los colegas de la casa, los que comen de la olla, a ver, una cosa entre amigos, no vaya a ser que alguien empiece a decir inconveniencias: Paco Lobatón, Manuel Campo Vidal, Roberto Sánchez Benítez (el presentador happy de Salud al día), Ana García Lozano (también en Canal Sur este verano)... Y en medio, pues Dolores Abril (?), Pilar Rahola, que sólo hablaba del culo de Boris, o Lorenzo Díaz, sociólogo de la comunicación que tampoco tuvo tiempo de decir las verdades porque Cremades lo enfocaba todo en el tomate y en la persecución de famosos. ¿Y habló alguien del nefasto modelo de la televisión pública? ¿Y osó alguien criticar siquiera de lejos a Canal Sur? Pues así empezamos.



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N.A: Este texto original pudo sufrir variaciones durante el proceso de edición.



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