Somos Zapping
Luis Miguel Fuentes

23 de octubre de 2005



El exorcista. Joaquín Petit ya sólo podrá superarse llevando al plató a la chica de la curva o al cochero de Drácula. El Diablo rondó Canal Sur y no era Javier Arenas, ni Aznar. El Diablo da flato, el Diablo entra en los cuerpos para hacer allí sus papillas, el Diablo se aburre mucho si no practica break dance dentro de un vecino. Para hablar del Diablo como un señor que anda por ahí igual que un visitador médico, llevó Joaquín Petit a sus mazmorras al padre José Antonio Fortea, de profesión exorcista, aunque también podría haber sido fantasma de un fraile o niño de El sexto sentido. Al padre Fortea, el roce con el Maligno le ha dejado un aspecto como de vampirizado, y lo que da miedo no es ya el viejo, apaleado y literario Demonio del que habla con total convencimiento, sino él mismo, que es escalofriante. A uno le parece que el padre Fortea atrae a los colgados y a los murciélagos como Jessica Fletcher atrae los asesinatos, y eso quizá no es cosa de Belcebú sino de ser cenizo, que es una superstición más castiza. Que el ser humano haya recorrido tantos siglos, filosofía y ciencia para volver al chamanismo, es más triste que tétrico. Joaquín Petit, serio, atento y no sabemos si cruzando los dedos, entrevistaba a este personaje medieval, oscuro, increíble, que era como un empollón asegurando que sí, que el Diablo está ahí, que te entra y te sale por la barriga, que hay conversiones trepamientos, eructos y latinajos que lo demuestran. Dijo que todos podían invocarlo y ver qué pasaba. Imagino a muchos andaluces sugestionables confundiendo ya los gases del potaje con la posesión infernal. Yo lo invoqué, pero nada, ni aprendí de repente a tocar el violín ni me llegó la eterna juventud de Fran Perea. Cuando ni los satanistas creen en el Diablo como personaje real (lean a Anton LaVey), ahí está la Iglesia con sus funcionarios de la cosa y su Demonio gamberro y cochinón. Y ahí está Canal Sur con su noche de miedo. Después pegaba la bruja Lola, pero Petit sacó a Millán Salcedo y se rompió el hechizo, “Encanna”.


Pan del cielo. Aprovechemos el ambiente para seguir con la dimensión religiosa de Canal Sur, que otro día no va a pegar. Ya sabemos que en Canal Sur todo el laicismo de boquilla de algunos se pierde como en un domingo con alcalde socialista y patrona. Después de una inauguración de Chaves y de un consejero con porcentajes como pescado fresco, lo que más les gusta es una romería y un equipo de fútbol con obispo. Otro aspecto de este laicismo postizo se manifiesta en las concesiones algo vergonzantes a las demás religiones, como el programa Pan del cielo. Lo ponen muy tarde y como sólo para santos con insomnio, y enseguida se da cuenta uno de que no está hecho por católicos porque en vez de curas salen particulares y en vez de altares barrocos de fondo, bodegones como cenas de La casa de la pradera. Se trata de un programa de la Iglesia Evangélica, donde Jesús es un amiguito y se habla de la Biblia como lectura entre comidas. De la Biblia decían el otro día nada menos que era “inerrable, infalible, perfecta, absolutamente completa, confiable y suficiente”. Muy bien, pero estos adoctrinamientos en la televisión pública, ¿a qué vienen? ¿Qué clase de laicismo es éste? ¿Es para compensar la catequesis que nos sueltan en Semana Santa o el Rocío?


Sin noticias de la A-7. En Canal Sur, a veces abruman las noticias por ausencia. ¿Han visto ustedes por algún sitio en La Nuestra la más pequeña referencia a los hierros malos y los encofrados con migajón de la A-7? Yo no. Por si acaso, busco en su web, que es como la foto que le hacen a su espejo encantado. Allí todavía se destaca el comienzo del curso escolar muy iluminado de ordenadores y bilingüismo, le dedican espacio a la conmemoración de la Batalla de Trafalgar como una reunión de viejos fareros o de maquetistas de cerillas, y sorprende un increíble titular que dice que “el consejero de Empleo destaca la reducción de accidentes laborales en 2006” (¿En 2006? ¿Pero qué poderes tiene este hombre?). Pero de lo de la A-7, nada. Se habrá quedado en el mismo limbo que las chapuzas de la A-92. O se me habrá pasado entre los planes golfistas de Paulino Plata y las flojeras de Joaquín.



somoszapping@ono.com


N.A: Este texto original pudo sufrir variaciones durante el proceso de edición.



[artículos] [e-mail]