Somos Zapping
Luis Miguel Fuentes

18 de diciembre de 2005



Ayuntamientos. Todos los ayuntamientos son cuevas, cagaderos, pero los informativos se sorprenden ahora mucho de esto, igual que se sorprenden cada año de la primera nevada. Descubrir ahora Marbella, ese velero blanco encallado en mierda, resulta ya algo así como una desidia o un llegar tarde de la política y de los reporteros. En su informativo como de cafetería de hotel, en ese telediario triste, solitario, como para dormidos, en el que Iñaki Gabilondo parece que se habla delante del espejo, Cuatro saca una Marbella en la que se diría que han desenmascarado de repente sus chanchullos como unos cuernos. Se explica que obras detenidas por una sentencia del TSJA siguen adelante “porque nadie las para”, dice un trabajador, y una señora de una asociación de vecinos nos destapa el misterio de los diálogos entre concejales y promotores: “Tú me das tanto dinero por adelantado y yo te recalifico [el terrenito], o se hace un convenio y se aprueba en el pleno...”. Ya ven qué novedad, lo que ocurre cada día en todos los ayuntamientos, la “manteca” municipal, revelada como notición, como una señal extraterrestre. En Marbella la Junta ha llegado tarde y cuando le ha convenido, pero ni la política, que se hace sobre tapetes verdes, ni los medios, que van de batallita en batallita, han sabido o han querido remediar o denunciar la verdad: el casino, el putiferio, la corrupción que son todos los ayuntamientos. Cuando Canal Sur habla de la Ley del suelo parece que los socialistas traen los Diez Mandamientos a la orgía de unos idólatras. Pero lo que pasa es que la manteca, que no parará, irá para otro sitio y con salvoconducto. Salía en Cuatro Marisol Yagüe defendiendo que su equipo de gobierno “se ha regido siempre por una meridiana legalidad, transparente y absoluta”. Miren cómo se crecen en el cinismo estos rebañadores. Pero las leyes sólo traen retruécanos y los informativos, el último escape de butano.


El nuevo traje del enterrador. Hace poco, Rafael Camacho montó una party digna de los cumpleaños de McDonald's para presentar la nueva programación de Canal Sur, pero pronto vimos que sólo tenía de nueva las bombillas. Seguimos tragando lo mismo con otras postales por detrás o con otro título por delante, y ahí está el caso de Paco Lobatón. Lobatón ya me está agotando todas las imágenes sepulcrales, los velones, el maquillaje de Drácula y las calaveras con culebra que guardaba uno para sus metáforas. La vida en tiempo real, que parece que alude a algo de ciencias de computación, es sin embargo otro paseo por los tanatorios tocando bien cada muerto, igual que lo que tenía antes. A Lobatón le siguen los cuchillos y los fantasmas como terminó ocurriéndole a Anthony Perkins, se repite como Arguiñano pero con albóndigas de cadáver y el guión se le llena de hematomas abiertos y sesos con pelo. Lo suyo es el oficio del morbo y no ha hecho ningún esfuerzo para cambiar de registro, de menú o de tumba. El otro día trajo a los padres de Susana Vega, la joven asesinada en Sevilla por un malnacido que se decía su pareja, y fue como hacernos saborear otra vez la tierra de los cementerios. Los padres con la foto de la chica delante, los padres cogidos de la mano, los padres con todo su luto echado sobre la cabeza y sobre el alma, mientras Lobatón les preguntaba cómo han ido encajando la muerte de la hija y los rótulos nos aclaraban que “un tiro en la frente le quitó la vida” y que “Susana Vega murió con su niño en brazos”. Morbo, no denuncia; todo el puño en las heridas, no información. Eso nos daban en este programa, nuevo traje para el mismo enterrador.


Goya cani. Del barrio sevillano de San Jerónimo a la candidatura a un Goya. Al joven Jesús Carroza ya lo ha entrevistado Buenafuente, tiene club de fans, va para estrella. Dicen que es buen actor interpretándose a sí mismo. En la televisión sólo alcanza a hacer de chaval semianalfabeto, retrato de la juventud cani con zapatones. La película 7 vírgenes, realismo social a lo Ken Loach con ambiente de reformatorio; crítica o reflexión haciendo el caballito. Pero la realidad nos la enseña mejor sin guión este chaval embrutecido. Ya es un héroe, ya es un modelo. Casi no sabe ni hablar. Ha triunfado.



somoszapping@ono.com


N.A: Este texto original pudo sufrir variaciones durante el proceso de edición.



[artículos] [e-mail]